Lo desvelamos ayer en la Cadena SER. El Valladolid va a tratar de fichar a Rubén Baraja para la próxima temporada. La verdad es que ambos caminos parecían condenados a encontrarse en el momento en el que el vallisoletano tuviera que abandonar el Valencia. Y ese momento ha llegado y, por consiguiente, Suárez propondrá al nuevo director deportivo y al nuevo entrenador, que probablemente serán la misma persona, la posibilidad de contratar al centrocampista internacional para liderar el nuevo proyecto del ascenso a Primera. No será fácil convencer a Baraja, aunque ayer le noté especialmente receptivo, porque serán bastantes los equipos que traten de incorporarlo a sus filas. De momento ya se manejan las opciones de Levante y Hércules, sin que se puedan descartar posibilidades como Zaragoza, Deportivo o Mallorca.

Pero el Valladolid quiere estar ahí y me parece bien. Por muchas cosas. Porque precedentes como los de Víctor, Caminero o García Calvo demuestran que no siempre segundas partes fueron malas. De Baraja disfrutó poco la afición. Cantatore no confió en él y acabó en el Atlético de Madrid B, luego en el primer equipo y finalmente jugando 10 años en el Valencia. Allí se hizo internacional y ganó títulos. Allí se casó y sentó sus bases. Pero está dispuesto a salir temporalmente hasta que termine su carrera como jugador. Y qué mejor sitio que Valladolid. Su casa, junto a su hermano, con la afición volcada, con sus padres aquí...