He seguido a Rafa Nadal en París, como todos los años, y no pienso perderme Wimbledon porque puede volver a ganarlo. Su nivel de juego, al que ha incorporado más recursos, es mejor que el de 2008, cuando se coronó en las dos catedrales del tenis. Adjudicarse Roland Garros sin perder ningún set sólo está al alcance de los elegidos. Como me decía ayer mi colega Nicola Pietrangeli, "Rafa es de otra galaxia". Coincido. Y, además, viaja repleto de moral, de esa confianza que tanto ha buscado después de sus lesiones. Él mismo reconoció que durante todo el torneo tuvo momentos de ansiedad. En la final la dominó. Todo vuelve a encajar.

Roger Federer no está jugando tan bien como en años anteriores. Creo advertir que está apurando sus últimos momentos a un súper nivel. Por lo tanto, Rafa puede ser número uno un largo tiempo, ¿por qué no el mejor de todos los tiempos? Sólo tiene 24 años y no se le adivina un límite. Djokovic y Murray han hecho una pobre temporada de tierra. Del Potro y Davydenko están desaparecidos. Es el momento de abrir brecha.