Cumplimos la primera semana del Tour, con Holanda, Bélgica, el pavés, el temor a las caídas y los abanicos, y Alberto Contador ya habría firmado llegar aquí, en vísperas del primer día de montaña, en estas condiciones, con pocos segundos perdidos sobre Andy Schleck y Evans y con ventaja sobre Armstrong. En etapas como éstas hubo años en que algunos perdieron el Tour. Eran días muy peligrosos para Alberto, que no cuenta con un buen equipo para el pavés o en caso de abanicos. Tampoco Evans lo tiene y ambos son los que han salido más favorecidos. Por contra, Armstrong tenía motivos para pensar que en esta zona podía sacar tajada y, sin embargo, ha salido perjudicado. Los últimos tres días han sido aburridos, pero buenos para los intereses españoles.

Ahora nos toca a nosotros. En la montaña Contador sí tiene equipo para mover la carrera, para atacar o para defenderse, según le convenga. Dicen que estas dos etapas no son realmente duras, pero habrá que verlo. De momento, tras estar moviendo estos días platos grandes, los corredores van a pasar a tener que utilizar desarrollos más cortos, adaptarse a otro ritmo. Y además, el puerto será duro o no según lo deprisa que vaya la etapa hasta su falda. Y yo pienso que se irá rápido. Siempre hay cazaetapas especialistas en jornadas como estas. Sospecho que algún favorito va a acusar el cambio de ritmo y el desgaste de la tensión de estos días. En todo caso, veremos quiénes están en plenitud para ganar el Tour. Y espero que Contador empiece a sumar a favor.