La NBA y su proyecto hombre

Para que la NBA y la USA Basketball admitiesen al fin que Europa existía y que habían perdido los papeles tuvieron que verse en el pozo. Después de un proceso de empobrecimiento progresivo de su Dream Team, cada vez menos carismático y talentoso y más pandillero y altivo, deshonraron al país en su Mundial (Indianápolis), en Atenas y, a pesar de un ligero repunte, en Saitama. En caída libre, sin ningún catecismo que seguir y superado por los conceptos del baloncesto europeo, el debate que se abrió sobre el descuido en las universidades y en la misma liga profesional tuvo alcance mundial. Stern desde fuera y Jerry Colangelo y Krzyzewski dentro, tuvieron que reaccionar. El prestigio, y tal vez el negocio, estaban en juego.

En agosto de 2007, Estados Unidos se reunió en Las Vegas para jugar el Torneo de las Américas, que hacía de Preolímpico. Cinco años antes, un grupo de estrellas que sumaba más de 150 millones de dólares anuales hubiese gastado el tiempo en los casinos. Ese verano, sin embargo, Kobe y LeBron apalabraron en presencia de Coach K olvidarse de la vida distraída y devolver el prestigio al baloncesto profesional americano: el Redeem Team. La selección estadounidense­ que juega estos días en Turquía no es ni la B, pero sigue la estela del oro de los Juegos de Pekín, ha recuperado los valores de EQUIPO que un día perdieron y ha vuelto a encontrarle un sentido a estos campeonatos: decir que siguen siendo los mejores.