El Madrid hace caja con su cantera. Quince millones, o algo más con Szalai u Opare, en un verano. Más o menos el doble de lo que le cuesta mantener a sus equipos inferiores durante un año. Visto así, parece buen negocio. La cantera se autofinancia mientras aguarda que vuelvan a emerger un Casillas o un Raúl. Una espera, por cierto, que se hace eterna.

Yaunque el fin no es producir para otros, la cantera de un grande siempre tendrá excedentes. Al juvenil sólo llegará el mejor de muchos barrios. Al Castilla, con suerte, el mejor de una provincia. Al primer equipo, el mejor del país en un lustro. Una criba cruel que obliga a dar salida a jugadores buenos pero por debajo de la exigencia del club. Y sobre los que hay dudas, es mejor prestarlos y ver, desde fuera, qué camino toman.

La cuestión es el dónde. Y la respuesta es la Liga. Porque aquí juegan en un entorno favorable y conocido que les ayudará a no desviarse en una edad que invita a ello, en un campeonato que dará su verdadera medida, al alcance de los ojos del primer entrenador cada domingo. En Portugal no quedan fichas para Rodrigo ni Alipio; en el Bolton Marcos Alonso ha jugado un partido de cuatro... ¿De verdad que no había un primera español dispuesto a arriesgarse con Sarabia?