Me gustó mucho el civismo con el que se llevó la Asamblea. Todos tuvieron la oportunidad de alabar, criticar y opinar sin que nadie les hiciese el menor reproche. Un signo de madurez institucional que hacía falta en este club tan necesitado de paz social y de títulos. Algunos compromisarios sólo pusieron la pega de no entender que hubiese que poner su nombre en la papeleta de votación, pero la explicación de Florentino me pareció coherente: "Veníamos de una situación irregular y había que evitar posibles trampas. Así se asegura que el que vota es el compromisario acreditado legítimamente".

Pero hubo algo que Florentino debe arreglar ya porque la imagen fue penosa. Sobre 2.091 compromisarios que tiene el Madrid sólo acudieron a la cita del Campo de las Naciones 756. Eso representa un tercio del total. Me pregunto dónde estaban los 1.335 ausentes. Un club vivo debe tener una masa social activa y comprometida. El presidente debe tomar medidas para próximas asambleas. El que no venga, que pierda su condición de compromisario y se la dé a quien sí quiera ayudar al Madrid.