No conviene pasarse de listo

No conviene pasarse de listo

La ambigüedad mostrada por Mourinho en el caso Portugal nos hace ver que no tiene intención de abandonar su lado maquiavélico. Si algo cuida el técnico es saber cómo piensa el entorno. Y desde antes de filtrar interesadamente la oferta de su Federación, conocía que era imposible aceptarla. Pese a todo, jugó con los medios para blindar su imagen y, viendo que el club mantenía un prudente silencio, se creció y dio un paso más. No tardó mucho en darse cuenta de que una cosa es respetarle y otra que tenga barra libre.

Porque el Madrid tenía mil razones para decir que no. La primera y más importante, que tiene trabajo en la capital, aunque sea con tres o cuatro jugadores de la primera plantilla. ¿Esos no merecen la misma atención? La segunda, igual de evidente pero más universal. Si se presume que en cualquier rincón del mundo hay aficionados blancos, ¿por qué hacerle el favor a Portugal y no a cualquier otro país? Se hubiera entendido mal, especialmente en Dinamarca e Islandia, que son los rivales inmediatos de Portugal en la fase de clasificación. Y una tercera que resulta fundamental. Las exigencias del técnico para con la plantilla, en cuanto a compromiso y estar pensando las veinticuatro horas en el nuevo proyecto, se defenderían muy mal si el primero que se escaquea es el que lo está pidiendo.