El gol de Villa

El gol de Villa

En este Barça brumoso de ayer brilla como un símbolo el gol de David Villa ante el Sporting de sus amores y de Quini. Muchas emociones distintas, pero coincidentes, en el campo y en sus aledaños; los prolegómenos parecían un festival de fútbol-nostalgia, con ese abrazo que juntaba dos generaciones barcelonistas de raigambre, la de Quini y la de Guardiola. En el graderío, Messi mascando chicle hasta el agónico final, y en el césped un Villa que aún no puede zafarse de esa contracción anímica a la que le obliga la ansiedad del goleador frustrado. Por esto su gol fue un alivio que, en todo caso, no fue suficiente para desatascar la ansiedad de su equipo.

Como decía Marcos López en Carrusel, que el Barça mire el reloj, que este equipo de tanto encanto tenga que defender una ventaja tan italiana, muestra que algunos materiales están dando muestras de cierta fatiga. Y lo cierto es que las individualidades lucharon; hubo un récord de buenos pases de los dos estandartes de la perfección, Busquets y Xavi, y Villa e Iniesta tampoco estuvieron ausentes. Pero no arrancó el equipo, y al final pidió tiempo, mientras defendían no sólo una ventaja ridícula sino su propia incertidumbre.