Intento seguir creyendo en Contador...

Intento seguir creyendo en Contador...

Yo quiero seguir creyendo en Contador, así que me agarro a la posibilidad que él expone: que unos solomillos que le llevó Cerrón desde Irún, y que él consumió el día de descanso del Tour, contuvieran restos de clembuterol. Es sabido que se recurre a sustancias así para engordar a los animales artificialmente. Es cierto que la cantidad que a él se le ha detectado, 50 picogramos, es pequeñísima. Su aparición pública, inmediata al conocerse la noticia, me pareció convincente. Las opiniones de los expertos que consulto se dividen: unos me dicen que haría falta mucha carne para dar esa pequeña cantidad; otros ven plausible la explicación de Contador.

No sólo estamos ante el ganador de los últimos tres Tours de Francia, sino ante la gran esperanza del ciclismo. Desde que apareció, existió la ilusión, no sólo en España, de que éste fuera por fin un campeón limpio. Quedaban, sí, reservas en nuestro entorno geográfico, donde aún se piensa que buena parte de nuestro éxito deportivo se basa en una tolerancia con el doping que, a mi juicio, existió hasta hace pocos años, pero que ya no existe. En ese sentido, es de extrema importancia que aquellos a quien corresponda (AMA, UCI, Tour, Federación, Contador, etcétera...) hagan lo posible para que este asunto quede meridianamente claro.

Por mi parte, estoy dispuesto a comprar la explicación de Contador, a pesar de la leyenda negra del ciclismo y de la severa norma que sanciona como doping cualquier cantidad de clembuterol hallado en análisis. Más me desmorona el caso de Mosquera y García Dapena, convictos de utilizar enmascaradores. Mosquera, héroe postizo de la última Vuelta, se nos desmorona. El Xacobeo, una esforzada inversión de dinero público en el ciclismo, estaba ya en problemas de supervivencia por temas de doping, entre otros. Ahora les sobreviene este mazazo, que es de todo el ciclismo, pero sobre todo de ellos. Algunos no aprenderán nunca.