La ecuación del Depor se complica

La ecuación del Depor se complica

A medida que pasan las jornadas y los días, las incógnitas de la ecuación del Depor crecen en lugar de disminuir. La primera variable que está afectando sobremanera para resolver el problema son las lesiones. Siete partidos de Liga diez lesionados: a más de uno por semana. Casi todas ellas han tocado puntos vitales de una plantilla confeccionada sin euros y con imaginación. Míchel, Urreta, Aranzubía, Riki, Valerón, Guardado... Demasiado daño para tan poco fondo de armario. Por si fuera poco, ayer caía lesionado Antonio Tomás, rompiendo así los planes de continuidad que había anunciado Lotina. El golpe es más serio de lo que parece, porque ante Osasuna el equipo había visto por fin un poco de luz al fondo del túnel por juego y, sobre todo, ocasiones de gol.

No me gustaría estar en el pellejo de Lotina, porque el remedio a la ausencia del cántabro no es sencillo. Hay candidatos, claro, como Juan Domínguez, Rochela, Pablo Álvarez, Saúl o incluso Rindaroy, pero todos tienen sus peros. Para no tocar el estilo de juego debería de jugar un canterano, pero Juan acaba de salir de una larga lesión y no ha jugado ni un minuto, mientras que Rochela vive este año con el Fabril. Si juega cualquiera de los otros tres, obligaría a bajar al pivote a Juan Rodríguez, y adiós estilo. Menudo dilema para Lotina. Lo mismo que empieza a ser un dilema cómo afrontar el tema de las lesiones. Como recordaba Riki ayer, casi todas musculares. Algo falla, y cada día que pase sin abordarse el problema, será otro paso atrás más.