Es de imaginar que José María del Nido intervendrá en este espinoso asunto. El caso Guarente, podríamos llamarle. Resulta inaudito (debe haber pocos precedentes) que el doctor de un club desvele públicamente que uno de sus futbolistas venía con riesgo serio de lesión. Porque eso es un asunto de orden interno. Salir, como hizo ayer Juan Ribas a gritarlo a los cuatro vientos es, primero, un acto de desacato al club. Y, segundo, una muestra de nerviosismo. Pesa sobre el servicio médicos del Sevilla la acusación de que no recupera bien a sus jugadores. Que Fazio anda metido en mil problemas desde hace mucho tiempo. Que ya pasó con Acosta. Que los partes son expedientes X. Que no hay transparencia. Pero una cosa es transparencia y esto un disparo en el pie. Para el mismo servicio médico y para el club.

No se trata de defender a Del Nido, Monchi, Álvarez o a todos los que autorizasen el fichaje. El Sevilla no debía haber incorporado un futbolista con riesgo de lesión porque además la inversión no era poca cosa (más de cinco millones de euros) pero existen precedentes. El Madrid desechó a Milito y dio años de fútbol grande como central en el Zaragoza y ahí sigue, renqueante pero aún en la élite con el Barcelona después de dar un traspaso de 15 millones de euros. De fichar futbolistas lesionados (la lista es interminable) hay precedentes de sobra. Esta declaración sorprendente de Juan Ribas deja en muy mal lugar al Sevilla. No es de esperar que Del Nido no actúe.