Sin Guti ni Raúl, incapaz de fichar a Lampard o Gerrard, Mourinho buscó en otro lado la experiencia. El portugués convenció fácilmente a Carvalho: hacía dos años que quería salir del Chelsea y el ritmo de nuestra Liga le va bien a su cuerpo castigado. Sabía que podía contar con él para liderar el grupo desde el conflicto que les enfrentó en el verano de 2005. Carvalho le había dicho a un diario portugués que la decisión de no ponerle de titular en el primer partido de la temporada era "incomprensible". Mourinho no tardó en saltar: "Si no lo entiende, debería medir su inteligencia".

Así pues, después de recordarle sutilmente quién manda, Carvalho se volvió leal para siempre y, casualidad o no, un central más goleador. Su tercer tanto de ese año fue parecido al de anoche: ante el United, rematando una jugada que había empezado en su propia área. A Lucio, Mourinho no le dejaba subir en el Inter; pero de Carvalho se fía, y mucho.