El partido ante el Levante dejó una imagen para el recuerdo: el golazo de Aythami Artiles. El central blanquiazul se disfrazó de killer y acarició el balón desde la frontal con una rosca precisa que hubiese firmado el mismísimo Bebeto. Calidade, sí, y canaria para más señas. El defensa hizo honor al Depor y a Arguineguín, un pequeño pueblo que A Coruña conoce desde hace una década gracias al desembarco de un mago llamado Valerón. El tanto fue para enmarcar y multiplica su valor porque pueden pasar unos cuantos partidos hasta que volvamos a ver a un central hacer algo parecido.

Su gol tiene valor, pero por encima está el atreverse a hacerlo. Habla de confianza personal y de grupo, de un equipo que vuelve a creer en sí mismo y que ha cambiado en quince días el miedo por el descaro. Aythami incluso bromea y reta a Lopo y Colotto a una particular carrera por el pichichi. Puede parecer exagerado, pero con los tres centrales, Riki, Juan Rodríguez y Seoane, cuando le dejan, el potencial aéreo del Depor asusta. Seguro que llegarán más goles, pero como el de Aythami, complicado.