El Sporting cayó con la cabeza alta ante un rival que tiene un potencial superior en todos los aspectos. Si económicamente no hay comparación, deportivamente tampoco. Pero la tensión provocada por la guerra de técnicos tuvo su efecto. Los rojiblancos jugaron revolucionados al máximo, con una intensidad que no se les vio en otras ocasiones. El milagro se rozó, pero con pocos argumentos ofensivos. El dispositivo táctico de Preciado ahogó al de Mourinho, que se vio afectado por la presión de un infierno para el líder. Al final, el único error defensivo y una gran parada de Casillas decidieron todo.

Un aspecto que queda para la reflexión es la animadversión hacia el Madrid que aumentó esta temporada en su visita a Gijón. Las acusaciones de Mourinho le hicieron un flaco favor a su equipo y a su club. Lo acusó y al final se vio cómo el portugués incrementó la nómina de defensas en el campo para amarrar el triunfo. El populismo de Preciado estuvo a punto de costarle un disgusto y el liderato, aunque finalmente quedó clara la diferencia de calidad entre los dos contendientes, con una destacada nota para Rivera, que hizo un gran partido, y Lora, que, con su corta estatura, amargó la noche a Cristiano.