Márquez, un chaval que enamora

Márquez, un chaval que enamora

Se le nota feliz. La sonrisa parece esculpida en su rostro de adolescente y sus ojos desprenden el brillo único de quienes habitan en el lado amable de la vida. No es para menos. Sólo 17 años y campeón del mundo de motos. Marc Márquez está como en una nube pero con los pies muy bien asentados en el suelo. Disfrutó como el niño que aún es en la Gala de los Premios AS, pero también la protagonizó con su simpatía, su espontaneidad, su humildad y ese algo especial tan difícil de describir pero tan fácil de identificar. Y ayer volvió a nuestra Redacción, como había prometido, con el número uno de 125cc debajo del brazo. Ya no tengo ninguna duda: este chaval va para fenómeno, no será uno más, ya no lo es, y lo mejor, seguro, está por llegar.

Y es que Marc gusta casi más cuando se baja de la moto que cuando está sobre ella y ya es difícil. En estos dos días que ha pasado de la mano de AS hemos podido comprobar que enamora a su paso, encandila con una personalidad tan difícil de encontrar en este mundo algo artificial y encorsetado del deporte de élite. Me lo decía Miguel Ángel Revilla, el presidente de Cantabria, tras conocerle: "Este chaval es grande". Y no le falta razón, porque es lo que transmite desde el primer golpe de vista, te gusten o no las motos, te interesen o no sus gestas deportivas. Y a su lado, siempre atento, al quite, alerta, Alzamora, que sabe mejor que nadie que el diamante que ha encontrado merece la máxima protección. Se la dará y todos vamos a disfrutar con él....