Golpe de realidad para Mou

Golpe de realidad para Mou

Nunca antes durante esta temporada el Madrid se había encontrado con tres bajas tan importantes para un mismo partido, y mucho menos en un momento tan delicado después de lo que sucedió el lunes en el Camp Nou. Y nunca antes un partido dejó tan en evidencia las carencias de la plantilla. En la noche previa al Clásico, Guardiola dudó de la veracidad de la lesión de Higuaín, de lo que le tenía preparado Mourinho: se mordía las uñas. Ese es parte del Efecto Mourinho que se ha perdido: Unai Emery decidió que iba a poblar el centro del campo sin preocuparse de posibles sorpresas porque cada vez quedan más claras las virtudes y los defectos del Madrid.

A Mourinho le faltó otro mediocentro que ayudara a controlar el partido o un ariete que reemplazara a Higuaín ahora que está claro que Benzema no sólo se entrena de pena sino que juega igual. Pasaron los minutos y, a falta de conjunción y de banquillo, buscaron la jugada individual. Casualidad o no, Mourinho (y hasta Rui Faría) estuvieron pasivos en el banquillo, no como si la cosa no fuera con ellos, sino como signo de frustración. Como si de repente el portugués se diera cuenta de la magnitud de la faena. Ganó el Madrid, pero no queda claro cómo. Ahora sí sabe Mourinho dónde se ha metido y lo mucho que queda por hacer.