Cruyff es un personaje muy influyente en el barcelonismo que lleva treinta años al lado de los presidentes, a favor o en contra. Por el bien de todos, le diría que se apartara, que no meta más presión a Laporta". La frase la dijo el 3 de junio de 2005 Sandro Rosell, justo el día después de presentar su dimisión como vicepresidente deportivo en 2005. Sobran las palabras para entender el porqué de la tensión actual, disimulada desde los dos bandos y que sólo el que el equipo juegue de fábula y emboque con facilidad hace que la sangre no llegue al río.

Mientras Rosell le cambió la cara al Barça y a la Liga con la contratación de Ronaldinho y su eterna sonrisa, Cruyff le hinchó la cabeza a Laporta con que comprase la triple A del Valencia: Albelda, Aimar y Ayala. La intención de Sandro era la de darle la responsabilidad del banquillo a Felipao Scolari, cuando el Flaco apostó de entrada por Guus Hiddink (llegaron a reunirse con él en un aeropuerto europeo) y al fallarle la posibilidad decidió entrar con fuerza con Rijkaard. Rosell se cansó, pese al cargo que ostentaba, y decidió irse. Cruyff, rió, siendo un motivo para la salida de Sandro del Camp Nou.