Las cuestas están para subirlas

Las cuestas están para subirlas

Son como las montañas. "¿Para qué las subes?", preguntan a los montañeros. "Porque están para subirlas", suelen contestar. Pues las cuestas, igual. Cuando uno va en bici y ve una cuesta le dan ganas de subirla. Otra cosa es que lo haga. Pero a poco que se le dé bien, tenga ganas y se vea con fuerzas, a por la cuesta que se va. Pues como las cuestas están para subirlas, la Vuelta comienza a mostrar predilección por ellas. El año pasado descubrió la de Valdepeñas de Jaén, y fue un éxito. Pues para la Vuelta de 2011 va a incorporar una cuesta en San Lorenzo de El Escorial, que es tremenda. La de la Cañada Nueva. Como las de San Francisco que vemos en las películas. Uno las baja y puede salir volando por el corte de las calles transversales. El espectáculo está asegurado.

Nadie va a salir volando, porque se trata de subir la cuesta, no de bajarla. En eso la Vuelta es muy cuidadosa. Subir la Cañada Nueva le puede costar a uno un sofoco, pero si la baja a tope se puede matar. La cuesta tampoco va a decidir la Vuelta, porque no da tiempo a que haya grandes diferencias, pero que nadie se descuide. Quienes quieran ganar esa etapa tendrán que ir fuerte desde unos cuantos kilómetros antes. Eso supone que a la primera rampa llegarán con 150 pulsaciones. Esperan unos tres minutos a tope. Con la frecuencia cardíaca alrededor de 200. Quien regule no ganará, y quien no regule se puede quedar clavado. ¿Qué va a pasar? Es lo que habrá que ver. Por eso este invento de las cuestonas no está nada mal. Toda una patente de la Vuelta.