La feliz dependencia del 'Animal'

La feliz dependencia del 'Animal'

Noventa y seis millones costó el traspaso y ahora parece hasta barato. El Animal del fútbol se llama Cristiano Ronaldo. Lo decía una pancarta el domingo en el Bernabéu y lo comparto. Es un ser superior con el balón en los pies, un futbolista de los que marcan época. Goza de una potencia física excepcional, puesta al servicio del gol. Da igual si llega al área por el extremo, si entra por el centro o si salta de cabeza. Este crack vale por cuatro delanteros. Su destino siempre es la red y entra en cólera cuando alguien se lo impide. El sentido de la competitividad del portugués recuerda al de los míticos jugadores que han hecho grande la historia del Real Madrid.

Mourinho dormirá tranquilo mientras Cristiano esté sano. La pelea del técnico por fichar otro nueve se va al limbo cuando el Animal mete la sexta marcha. Probablemente el Madrid esté generando una dependencia de Cristiano, feliz dependencia, porque a día de hoy su respuesta es impecable y provoca la admiración del Bernabéu. Y lo consigue, por demás, corrigiendo a pasos agigantados aquella conducta equivocada que en nada le beneficiaba ni a él ni al club que defiende. El crack está más centrado que nunca en explotar sus virtudes, en batir marcas goleadoras y en dar títulos al Madrid. Con Cristiano en racha, el Barça no puede bajar la guardia.