La victoria del pueblo granota

La victoria del pueblo granota

El fútbol pertenece al pueblo. Nació del pueblo y el pueblo es lo que lo mantiene. Por muchos exóticos inversores que aparezcan ninguno de ellos podrá sustituir al pueblo y, lo que es peor para ellos, nunca sentirán la inmensa alegría de un triunfo porque no hay sentimiento más fuerte que el que nace del sufrimiento y, de eso, el Levante puede escribir un tratado. Por eso la de ayer, la de la jornada pasada y todas las victorias que caigan serán fruto de esos miles de seguidores granotas que han levantado a un equipo que se iba a pique. Nunca vi una reacción así en la masa social granota, que ante la adversidad ha gritado por rebeldía y eso ha espoleado a unos futbolistas que no se rendirán porque sienten el aliento de un pueblo maltratado que cuando peor le vienen dadas es cuando más agita sus banderas y exige, desde la modestia, "Salvación o muerte".

Si alguna cosa buena ha tenido el haber visto de cerca la desaparición del club ha sido que la afición levantinista ha reaccionado pues llevaba una década sedada por el villarroelismo decadente. Desde la salida del mandatario, el pueblo ha vuelto a sentir el club como suyo y, al encontrar un grupo de legionarios que honra como pocos las barras azulgrana, se han tirado a la calle para arroparlos. Ésa es la fuerza de este Levante, el haber recuperado a los suyos y haberles devuelto la dignidad robada pues sólo una fe inquebrantable desplaza 500 granotas a Vila-real, a un estadio que era inexpugnable. Injusto sería no apuntar el privilegio para este equipo de contar con Luis García como su entrenador. Sólo un técnico de mucho nivel es capaz de suplir tantas carencias y de convencer a su gran plantilla de que sí, de que lo van a lograr.