La humanidad ha tenido que adaptarse a lo largo de su historia a diversos calendarios. Empezaron a contarse los días según como crecía el Nilo, luego se tuvieron en cuenta las fases lunares, más tarde, Julio César, que era un señor que le gustaba mucho mandar y tenerlo todo ordenado montó un calendario a su gusto y lo llamó, en un alarde de originalidad, Juliano. Poco le importó que el primer año de su calendario tuviera 445 días (el año de la confusión, lo llamaron) para que así, los siguientes tuvieran 365. Así hasta que el Papa Gregorio XII, otro al que también le gustaba mucho mandar, estableció modificaciones en el calendario Juliano y para no ser menos, bautizó a su nuevo calendario como Gregoriano. Otro que también era original.

Pues si la humanidad ha podido adaptarse a tanto cambio de calendario, los barcelonistas deberían ir haciéndose a la idea de que mientras Pep sea el entrenador del Barça, la cuenta del tiempo en la entidad va a regirse por el Calendario Guardiolano. Esto es, más o menos, que Pep renueva de año en año cuando mejor le parece y es inútil tentarle con ofertas de contratos largos y millonarios. Mientras haya partido por delante y él mande, las renovaciones se regirán por su calendario particular. El tiempo, en Can Barça desde hace tres años se cuenta de esta manera. Lo que pasa es que esa manera de actuar pone nerviosa a mucha gente. No es el caso de sus colaboradores, que saben adaptarse a este nuevo tiempo, como es el caso de Andoni Zubizarreta.