Pasó de ser un defensor que creó más de una duda a ser idolatrado por el Camp Nou. De carácter serio ante los medios y encantador de puertas a dentro, Eric Abidal está viviendo un momento profesional de oro macizo. Guardiola confió en él como central cuando se lesionó Puyol y su progresión en esa posición (no nueva para él) pudo verse reforzada cuando ayuda de manera directa la Noche de Reyes con un golazo que ayudó al equipo a meterse en cuartos de final de la Copa. Fue en San Mamés y la confianza que agarró en esa noche mágica le hizo volar desde entonces.

Abidal volvió a cumplir con el resto del equipo en Mallorca. Dejando la euforia a un lado, la plantilla se concentra en dar un paso más el miércoles en Mestalla, tarea que no será nada sencilla. El camino es duro, cierto, pero todos quieren hacer buenos los tres puntos insulares en Valencia. Y más cuando padecieron enganchados al auricular de una radio a 10.000 metros de altura, como explicaba Edu Polo en Twitter una vez aterrizado de la isla. El corazón se les estrechó cuando Adebayor y Cristiano tiraron al palo y más cuando escuchaban a Antonio Romero narrando las acometidas blancas y la poca respuesta ofensiva del Deportivo en el Carrusel. Nadie dijo que revalidar el título sería sencillo.