Contador, en su año cero

Contador, en su año cero

Contador ha salido de los infiernos. Es inocente. Si antes creerle podía convertirse en un acto de fe, porque la acusación que pesaba sobre él se ajustaba a derecho -se sanciona toda presencia de clembuterol en el organismo, independientemente de su cantidad-, ahora hay una resolución que prueba su inocencia. Por la misma razón de respeto a la justicia, quien antes sospechara de él, ahora ha de aceptar el veredicto sin dudas. Punto final a una desagradable historia que ya pertenece al pasado mientras nadie recurra. El presente es que Contador puede correr y lo está haciendo de maravilla. Después de seis meses durísimos, ha vuelto en forma. Parece difícil, pero la casta, la ambición, la rabia, la calidad y el talento se lo han permitido.

Casi gana en el Algarve y ha ganado en Murcia. En su línea, que Contador es un ciclista que cuando sale a una carrera es para ganarla. Él se ve bien, sorprendentemente bien para lo poco que ha rodado. Pero teme que esos seis meses de lucha e incertidumbre acaben aflorando en algún momento de la temporada y pueda venirse abajo. Por eso es difícil imaginar el futuro que le aguarda. Ni él mismo lo intuye. En su mente está intentar ganar las tres grandes en un solo año, y de conseguirlo sería una gesta que quedaría no sólo en los anales del ciclismo, sino del deporte. Pero va a ir poco a poco. Al menos este año. Primero el Giro y a ver qué pasa. Más allá no quiere ver. Hace bien. Después de seis meses terribles, su cabeza necesita descanso, no presión.