Emocionante iniciativa en el Camp Nou. El fútbol se escribe así, con la A de Afición, con la A de Ánimo, con la A de Amistad. Anoche la A era la de Abidal, cuya abrupta enfermedad ha desatado una enorme cadena de solidaridad. La generosidad del gesto que tuvo consistencia a los 22 minutos amplió el radio de este afecto hacia otros futbolistas que ahora están pasando dramas parecidos y hacia Japón, que vive una tragedia que conmueve al mundo. Se sumó a la vitalidad amistosa que desata el fútbol ese gol extraordinario de Alves, que también se escribe con A. Y para que el abecedario fuera consecutivo, Bojan alimentó su ánimo con un gol muy afortunado. Sin duda, el de Alves es uno de los grandes tantos de la temporada; anoche el Barça necesitaba un trallazo como ese, que parecía un subrayado de ese abrazo que los futbolistas españoles han querido darle al defensor del Barça. Los goles son siempre una muestra de afecto. Por eso se dedican. Anoche se dedicaba cada gesto. Y eso honra al fútbol.