La clínica de salud de Rafa Frazier

Cuando se boxeaba contra Smokin Joe Frazier en los años 70, se podía perder (casi siempre) o ganar (pocas veces). Pero había una certeza casi garantizada: la visita al hospital después de la pelea, a menos que llegara pronto un KO piadoso. El gancho de izquierda de Frazier está al fondo de la visita de Mr. Parkinson a Muhammad Ali o de la cita mortal del infortunado Jerry Quarry con el señor Alzheimer. El firmante ha estrechado la mano de Frazier, en Filadelfia. Un martillo es algo bastante más blando.

El golpe teórico de derecha que cruza la izquierda de Nadal es como el left hook, de Frazier, ese terrible gancho como de granito, venido de una mano como la de King Kong. Puedes acercarte a Nadal, como ahora Ferrer, Murray y Djokovic. Puedes incluso ganarle, como Djoko. Pero las secuelas de la batalla contra la pared ambulante que te tira adoquines, para ti se quedan: Murray tuvo que retirarse de Barcelona, con el codo inflamado. Tras Indian Wells y Miami, Djokovic aún no ha debutado en tierra batida. Ayer, Ferrer acabó medio cojo. Y, con la gente en la clínica, Nadal gana, gana, gana...