La disculpa de que se trata de una iniciativa benéfica se antoja ridícula para justificar la cesión a un colegio privado de las instalaciones donde el Athletic se prepara para jugar sus partidos. Máxime si ello supone que la primera plantilla deba alterar su planificación habitual. No se conocen otras concesiones graciosas de esta naturaleza por parte de la directiva, salvo precisamente alguna más de las que se ha beneficiado el mismo centro educativo, que según el dato que se aporta en la información de al lado no es cualquier centro educativo. ¿O es que lo de los hijos de los inquilinos de Ibaigane es una mera coincidencia? Seguramente también el azar permitió que tiempo atrás un chaval residente fuera del País Vasco y que pertenece a una familia vinculada a la del presidente fuese sometido a una prueba en unas condiciones no usuales.

L a explotación de Lezama como si se tratase de un txoko a disposición de García Macua y compañía, de un ámbito a su medida donde desarrollar actividades que nada tienen que ver con el Athletic, viene a ser una muestra más del talante en que se inspiran. Ni siquiera hallarse en las vísperas de una confrontación electoral les retrae. Puestos a ser ventajistas, por qué no serlo sin recato alguno. Esto se llama impunidad.