Se acuerdan cuando en la bici se nos salía la cadena y nos quedábamos pedaleando al aire? Justo eso le paso ayer a Llorente tras su rueda de prensa post parto renovación (al final veremos si no es un aborto). De una tacada cometió tres pecados capitales. Dejar a las claras que antes de la reunión provocada por Emery pensaba echarlo. Que en los últimos quince días han valorado y se han informado de otros entrenadores y en el triple salto mortal apretarse la soga más al cuello y decir que el año que viene ser terceros no será suficiente. Sigue chapoteando en el charco del populismo y no del realismo que siempre ha sido su padrenuestro. Supongo que venderá las parcelas para fichar a Gameiro, Granero... y limpiar todos los que sobran en el vestuario por jugadores eficaces. Fue un desastre la actuación de Llorente. Ha liado un potaje que no lo arregla ni Arguiñano.

En el día que tenía que reforzar la autoridad del entrenador, con su renovación, hizo lo contrario. Convirtió una boda en un funeral. Por eso ayer titulé matrimonio de conveniencia, porque era una unión no basada en la confianza; era forzada y hoy mucho más. Coherentemente después de la "Llorentada" no se debería producir la renovación de Unai. Es una farsa. Y si se produce será porque ni Llorente ni Unai tienen pelotas para hacer lo que les pide el cuerpo. Al presidente no renovarlo y al entrenador mandar a Llorente a freír espárragos. En medio la imagen del club arrastrada y mis queridos floreros (consejeros) cazando moscas. ¿Y Braulio? Bien gracias. A la chepa de Llorente y en la dirección que vaya el jefe.