Goleador y algo más...

Goleador y algo más...

Mourinho sacó su lado más tierno tras el octavo gol. Emocionado, esbozaba una sonrisa de satisfacción junto a sus ayudantes. Cristiano había asistido al joven Joselu. Valoraba tanto ese gesto como los cuarenta goles de su compatriota. Horas antes, un peso pesado del vestuario me decía que el técnico ha insistido mucho en hacer del vestuario una familia. Cualquier excusa vale para reforzar esa idea. Y en el tramo final de Liga el récord de Cristiano les ha unido.

Cristiano tiene una voracidad sin límites. Para la historia quedan los cuarenta goles, pero para el futuro inmediato, sus dos obras de arte de ayer, regalando el gol a Benzema en el quinto y al canterano en el octavo. Fueron dos genialidades. Al primer toque, con adornos, en equipo. Era una forma de devolver a sus compañeros lo que le han dado en el final de Liga, de enterrar suspicacias. Curioso que todo termine así cuando en septiembre el asunto de debate era su ansiedad. Así es el fútbol.