Tras lo de ayer en Wembley se confirma lo que ya era un secreto a voces. Hay un cambio de ciclo, un nuevo orden en el planeta fútbol. Europa, el mundo entero, mira desde hace tiempo hacia el Camp Nou. La referencia ya no es el Madrid, que fue el mejor club del siglo XX, sino el Barcelona, que va camino de imponer su particular dictadura del fútbol de escuadra y cartabón. Porque no es sólo lo de ayer. Es lo que viene. Lo que se cuece en La Masia. Todos esos futbolistas que desde pequeños aprenden a amar una idea futbolística. Mucho tendrán que trabajar el resto de históricos para evitar lo que a día de hoy parece imposible: bajar al Barça de su pedestal.

Y, sí, al equipo de Pep le han ayudado los árbitros en momentos puntuales. Es cierto y ahí están los Ovrebo y compañía. Pero también lo es que ayer el de negro si algo hizo fue perjudicar al Barça. Primero, pasando por alto unas posibles manos de Evra en el área -luego, penalti-; después, dando por bueno el gol del Manchester cuando Giggs estaba en claro fuera de juego; y finalmente permitiendo que Valencia estuviera más preocupado por pegar que por jugar. Sí, hay cambio de ciclo, eso es evidente. Las tres Champions en los últimos seis años hablan por sí solas, ¿no?