Ciclópeo fracaso del Madrid

Ciclópeo fracaso del Madrid

El Bilbao no es que hiciera un partido particularmente brillante. En canastas de dos metió 21 de 37 (56%) lanzamientos por 21 de 38 (57%) del Madrid; en triples lo hizo peor: 3 de 15 (20%) por 5 de 20 (25%). El Bilbao jugó, además, en inferioridad física debido a la menor estatura de sus jugadores con respecto a sus rivales. Mavroeidis, con 2,08, es su mayor torre, que se queda pequeña ante los 2,17 de Tomic, los 2,16 de Begic y los 2,11 de Fischer. Por si todo esto fuera poco, el Bilbao se encontró con que los pequeños del Madrid sumaron lo suyo: 27 puntos entre Prigioni, Sergio Rodríguez y Llull. Pues ahora que me expliquen cómo el Bilbao ganó al Madrid. Sin quitarle méritos, que los tiene y muchos, lo del Madrid es para cerrar la tienda.

Esta temporada no lo ha podido tener más fácil. Su fracaso, por tanto, alcanza proporciones ciclópeas. No quería ver ni en pintura al Barcelona, y no lo vio. En la Copa, en la Euroliga y en la Liga ha tenido el camino más amable posible. Y ha ido de mal en peor. Tuvo ayer la posibilidad de hacer el quite del perdón cuando a falta de dos minutos y medio el partido estaba 70-70. El Bilbao había remontado cuatro puntos, pero cómo pensar que todo un Madrid se iba a desmoronar cuando lo que se jugaba era la vida. A talento, aunque lo tuviera, estaba claro que no iba a ser capaz de ganar. Pero al menos podía empatar a ilusión, amor propio, coraje, ambición, casta, orgullo, compromiso y hasta verguenza. Pues ni eso. El Bilbao le arrasó. Justo finalista.