Es normal que haya tortas por él

Es normal que haya tortas por él

Al finalizar la temporada pasada, comenté en Menorca a mi círculo raulista: "Un tío que casi mete 20 goles oficiales, que tumba al campeón de la Champions y del Mundo con dos exhibiciones, que gana la Copa de Alemania y que se queda a un paso de la final de la Copa de Europa con un equipo de nivel medio, recibirá una lluvia de ofertas con seguridad". Y ya van llegando. La última, del Blackburn de Míchel Salgado, un jabato que dejó buen recuerdo en el Bernabéu. No descarto que el gran capitán firmé sus últimos goles en la Premier, como ya hiciese su amigo Fernando Hierro. Pero Raúl no ha dicho su última palabra en la cuenca minera del Ruhr.

El eterno 7 quiere completar su bienio feliz en el Schalke haciendo una gran Europa League, competición desconocida para él. Lógico. Si estás 16 años en el Madrid, lo normal es que sólo juegues la Champions. Además, mañana disputará la Supercopa alemana ante el Borussia, equipo en el que brilló hasta hace poco el inédito Sahin. Quiero decir que a Raúl le quedan retos pendientes este año en Gelsenkirchen. Eso sí. Le pediría a su actual entrenador, Ralf Rangnick, que tenga más respeto por el mejor goleador de la historia de las competiciones europeas. Raúl es historia viva.