Pinturas de soldado bosnio

Pinturas de soldado bosnio

Si nos lo proponemos, podemos recolectar una buena alineación de futbolistas bosnios. Quién no recuerda a Kodro y sus goles en el viejo Atocha que llamaron la atención de Cruyff. O a Baljic, uno de los extraños caprichos de Lorenzo Sanz. Las piernas largas de Barbarez que sobresalieron en Hamburgo, los duelos de Salihamidzic (Brazzo) contra Roberto Carlos, el armario Gudelj del Celta, Stanic (Sporting). El Sánchez Pizjuán todavía recuerda a Hibic y toda Europa, al extremo Safet Susic, seguramente el más recordado de los futbolistas nacidos en Bosnia (mundialista en España e Italia). Hoy su jugador de moda sería Marko Marin..., pero juega como internacional alemán. Así que nadie piense que Emir Spahic es un recién llegado por ser bosnio. Allí hay mucho fútbol. Y, especialmente, mucho oficio.

Es imposible no preguntarle a un bosnio que roza la treintena por las heridas de la guerra de los Balcanes. Hoy queda más lejos y ya se puede hablar porque no sangra. Pero las heridas quedan. Se lo explica Spahic a nuestro compañero Javi Santos en esta buena entrevista en la que Spahic no disimula. Trabajará duro porque a los 30 años le ha llegado una oportunidad excelente y no se cortará si tiene que dar una patada. Está aquí porque el Sevilla necesitaba un punto de maldad en su defensa, una madre la temporada pasada. Desgraciadamente, hubo un tiempo en que Bosnia tuvo que forjar caracteres así. Con ustedes, el soldado Emir Spahic.