Con altibajos y sin completar aún un partido redondo, brillante de principio a fin, pero muy positiva la trayectoria de España en el Eurobasket. En siete partidos tan solo una derrota y en un día sin Pau Gasol y con Navarro secado. Todo muy asumible en un torneo con 24 equipos y 11 encuentros hasta la final. Ante Serbia se dio una nueva muestra de poderío, dejando resuelto el choque en el tercer cuarto. Si el pobre Díaz Miguel levantase la cabeza no se lo creería. Porque hubo un tiempo en que Yugoslavia había sentenciado ya sus choques contra España al descanso... y jugando con suplentes.

De momento, la enorme calidad y eficacia de los hermanos Gasol junto a Navarro y destellos de los restantes, le han bastado para sumar victorias a nuestra Selección. La buena noticia es que el cruce de cuartos de final se anuncia positivo por la inferioridad notoria de los supuestos oponentes. Si se cumplen los pronósticos, será por tanto en la lucha por las medallas, semifinal y final, donde habrá que echar el resto. Y será entonces cuando necesitemos a un Ibaka más conjuntado y a unos directores de juego (Calderón y Ricky) a pleno vapor. La guinda en el pastel sería que San Emeterio culminase su progresión, dando alternativa a los severos marcajes sobre Navarro. Dicho de otra forma: por lo visto hasta el momento y por el rendimiento ofrecido por el conjunto, que no llegó aún al límite, podemos ser optimistas y afirmar que España depende de sí misma para revalidar el oro.