Su imagen es su gran victoria

Su imagen es su gran victoria

Era el año 1995, si no me falla la memoria, cuando acudí a El Barraco para hacerle un reportaje a José María Jiménez. Estábamos en el restaurante de su familia, El Pescador, cuando por allí apareció un jovencísimo Carlos Sastre. Chava me lo presentó: "Aquí mi cuñado Carlitos. Es amateur del Banesto. Este sí que va a ser bueno, ya lo verás". Dos años después Carlitos pasó como profesional a la ONCE. Y poco a poco se fue haciendo Carlos, a pesar de que tuvo que crecer a la sombra de Chava y de aquellos líderes que Manolo Saiz le colocaba siempre por delante. Cansado de ser un gregario, Sastre fichó por el equipo de Biarne Riis y se emancipó. Y aunque también tuvo que compartir galones o trabajar para Hamilton o Basso, se fue reivindicando hasta lograr su gran éxito: el Tour 2008.

Sastre nunca fue un ciclista muy ganador. Ni tampoco mediático. Incluso protagonizó una salida de tono cuando en 2009 consideró que ni la prensa ni el Tour, volcados con Alberto Contador, le mostraban la atención que merecía el vigente campeón. Harto de estar en la sombra. Ahora Sastre se retira. Deja un palmarés donde figuran las palabras Tour y Alpe d'Huez. Pero sobre todo una imagen de ciclista profesional, honesto y creíble. Esa es tu gran victoria, Carlos. Ya nos lo profetizó Chava.