A los clubes no les gusta la memoria

A los clubes no les gusta la memoria

A los clubes les gusta la estadística para maquillarla. Pero no les gusta la memoria: no pueden maquillarla. Por eso guardan en el baúl de los recuerdos, en el Bar­ça, el nombre del goleador Paulino Alcántara. Demasiado lejos para ser interesante (1912-1927). Pero la hipocresía tiene su historia, y no sólo en el Barcelona de Messi (y de Rosell), sino en otros clubes, más fijados en los réditos del presente que en el pasado, pues éste le puede dar sustos.

Ahora el Barça recupera para las estadísticas las figuras de César y de Kubala. Pero tiembla ante la posibilidad de que la gente recuerde lo más ignominioso: dejó ir a Kubala, melancólico y final, al Espanyol. Como hizo el Real Madrid con Di Stéfano. Quisieron seguir siendo monstruos vivientes del fútbol, pero sus clubes los arrinconaron en la tiniebla exterior. En un gesto de enorme torpeza, Rosell decidió que Johan Cruyff no se merecía ser presidente honorario. Y Cruyff es más en el Barça que su junta. Está bien que se restituya el nombre del máximo goleador de todos los tiempos. Maquillar la memoria es como renunciar a las estadísticas. Y pongan ahí el nombre de Paulino Alcántara, con 357 tantos.