La pesadilla terminó en fiesta. Durante los largos meses que duró la fase de clasificación para la Eurocopa, Portugal vivió en un permanente estado de angustia con cambio de técnico, polémicas y en la incertidumbre sobre si la estupenda recuperación iniciada con Paulo Bento a los mandos sería suficiente para el gran objetivo: lograr el pasaporte para el viaje a Polonia y Ucrania. Finalmente se impuso la lógica y Portugal estará donde la calidad de su fútbol merece estar. Misión cumplida en una inolvidable noche de magnífico fútbol y arraigado patriotismo con la gente que fue al estadio cantando el himno al inicio del partido para dar fuerzas a los jugadores, y al final para agradecerles su esfuerzo y su trabajo. En medio de la odiosa crisis que vive el país, el fútbol logró el gran triunfo de poder proporcionar algo de alegría a los que en el día a día afrontan más y más dificultades.
Cristiano fue el gran capitán, abrió el camino de la victoria con un gol estupendo de falta y volvió a marcar cuando las cosas parecían complicarse. Su gran exhibición, fundamental para el triunfo, puso término a las dudas sobre su rendimiento en la selección. Lleva marcados 32 goles, los mismos que Figo y dos menos que el gran Eusebio. Pero CR7 mostró ser de este mundo al dedicar el triunfo al hijo de Carlos Martins, jugador del Granada, y apelando a quien pueda donar la médula ósea necesaria para que el pequeño pueda curarse. Muy buenas las prestaciones de los otros 'españoles'. Pepe estuvo portentoso en la defensa y Coentrao se entendió de maravilla con Cristiano. Lo mismo sucedió entre los zaragocistas Ruben Micael y Postiga, que hizo dos goles. Todo perfecto, excepto que el seleccionador haya anunciado que Carvalho no irá al Europeo. Ni con la victoria hubo indulto...