Empezamos mal el derbi. El Real Madrid ya nos ha colado el primer gol por la escuadra. Mateu Lahoz, el árbitro que más gusta a Mourinho, vuelve a estar en el Bernabéu en el derbi y todavía tengo pesadillas pensando en lo que hizo el año pasado: el primer tanto madridista vino precedido de una clamorosa falta a Reyes que no se señaló y la mano de Xabi Alonso en el área blanca fue tan evidente que la vio todo el estadio, incluido Roncero, menos el señor colegiado. Por lo tanto, los antecedentes apuntan a que no lo vamos a pasar nada bien en este partido. Y es un encuentro algo más que decisivo para el Atlético. Con independencia de lo que pueda pasar ante el Levante, la cita ante los madridistas va a marcar el devenir de la temporada. Si se cae con estrépito, Manzano sabe que será cesado y Reyes que no volverá a jugar de rojiblanco.

Va siendo hora de que también al Atlético le tomen en cuenta en los centros del poder futbolístico. Ya está bien de que una temporada sí y otra también Sánchez Arminio nos tenga como banco de pruebas. Sería el momento para que Enrique Cerezo, directivo de Ángel María Villar, eleve su protesta más enérgica. Hay que tener en cuenta que si el Atlético al final no consigue entrar en posiciones de Champions tendrá números rojos en su balance económico. No es cuestión de llorar antes de tiempo, pero sí de pedir justicia en las designaciones. Ahora habrá que pensar en el Levante y, en especial, que las palabras de Filipe Luis se cumplan. Que la plantilla haya hecho autocrítica y que salgan a morder desde el primer minuto. Será la única forma de congraciarse con una grada y una afición mosqueada, con razón, tras lo sucedido en Getafe.