De la Rosa o la fuerza de la ilusión

De la Rosa o la fuerza de la ilusión

No quiero caer en el atrevimiento de decir que soy amigo de Pedro de la Rosa. Pero sí que creo poder afirmar, sin temor a equivocarme, que desde hace más de dos décadas nos profesamos un respeto y aprecio mutuos que se acercan bastante a ese sentimiento noble de la amistad. Por eso hoy, más allá del análisis o la concreción de los hechos, sólo puedo alegrarme de que vaya a volver a correr en un Fórmula 1. La suya es la fuerza de la ilusión, la perseverancia, la abnegación, la honestidad y contra tanta virtud quedan pocos argumentos.

Pedro competirá otra vez, así que yo lo respeto y le ofrezco todo mi apoyo. El proyecto que afronta con HRT, en el ocaso de su carrera deportiva, es una cuestión secundaria en estos momentos, ya que su elección es tan personal como, estoy seguro, meditada. Poco valor tiene ahora lo que opinemos los demás, el tiempo nos despejará muchas incógnitas, pero de lo que ya no hay duda es de que él es desde ayer un poco más feliz. Y para mí, eso ya es suficiente. Suerte en la aventura, amigo, mereces tanta como la que vas a necesitar