Los riesgos del vendaval de Fabri

Los riesgos del vendaval de Fabri

Granada tiene que agradecerle todo a Fabri por lo que ha conseguido: una gesta que llevaba 35 años esperando, el regreso a Primera. Fabri está autorizado prácticamente a todo porque la ciudad le adora, pero su manera de obrar desconcierta en ocasiones. El sábado se quedó descansando: "No me gustan los jugadores anárquicos que van a su bola". Ayer Jara se vio fuera del once para Cornellà y se supo señalado. No es la primera vez que Fabri hace esto. La temporada pasada en Albacete ya montó una zapatiesta. Es como si cada vez que se sintiese discutido, Fabri repitiese el episodio para presentar un pulso que aclare cuál es su cuota de respaldo.

Es una estrategia más de las mil que tiene el fútbol. Pero es una estrategia peligrosa. Fabri ha contado casi siempre con el plácet del núcleo duro del vestuario. Sus desafíos miran abajo, a la caseta, y arriba para saber el grado de confianza de Pina y Cordero. Pero Fabri sabe, que para eso lleva una vida en el fútbol, que un entrenador no deja de estar en manos de sus jugadores. Y que en Primera uno no sobrevive con cualquiera. El Granada no parecía tan al límite para este bocinazo. Que se calmen las aguas.