Un punto que cambió el partido

Un punto que cambió el partido

Fueron seis horas en el sillón. Inquieto y nervioso, pero seis horas agradables porque disfrutamos de un partidazo de tenis. Como dijo Novak Djokovic, en una muestra de que es un gran deportista, hubiera hecho falta dar dos ganadores. Nadal debe quedarse con el lado positivo: estuvo muy, muy cerca de ganar. Pero un punto cambia todo un partido. Fue ese revés paralelo que desperdició con 4-2 en el quinto set que le habría situado 40-15 y hubiera hundido al serbio. Un detalle pequeño pero determinante dentro de una batalla intensísima.

La derrota, en cualquier caso, no debe ser tan traumática como las seis anteriores. Será fundamental que Rafa la asimile bien, porque demostró que puede ganar. Ahora llegan unos meses difíciles, con gira americana (Indian Wells y Miami) favorable al juego del serbio y los Masters 1.000 de Montecarlo, Madrid y Roma con finales a tres sets y menos capacidad de reacción. Pero yo en Roland Garros, a cinco mangas, no veo al de Belgrado capaz todavía de pasar por encima de Rafa. No se lo permitirá.

Fue la final más larga de la historia, pero para mí no fue la mejor de un Grand Slam que ha protagonizado Rafa. Me sigo quedando con esa de Wimbledon 2008 que se resolvió tras 4h y 48 minutos y 9-7 en el quinto con la luz marchándose frente a Roger Federer.