Seis horas que ya son historia

Seis horas que ya son historia

Récord y Nadal es un binomio indisoluble. Nunca sabes cuál será el próximo, con cuál te va a sorprender: es el ganador más joven de la Copa Davis, está empatado a seis Roland Garros con Bjorn Borg, contabilizó 81 victorias consecutivas en tierra batida, lleva ya 19 títulos de Masters 1.000, firmó el Golden Slam con la medalla de oro en los Juegos de Pekín y los cuatro grandes con 24 años y 103 días, protagonizó la final más larga (y mejor) de Wimbledon... Y ahora la final más larga en un Grand Slam. Casi seis horas brutales. Como una gran etapa de montaña del Tour. Igual de agónica. Con subidas y bajadas. Con riesgo. Con una enorme emoción que los dejó y nos dejó rotos. Porque cuando Nole se tiró al suelo todos sentimos un enorme vacío.

Dijo Nadal que de los siete golpes que le ha dado ya el serbio es el que menos le ha dolido. "Lo he llevado al límite", resumió. Así fue, un combate jugado en la frontera de lo humanamente posible. Iba a ganar el que se mantuviera en pie. El que consiguiera que su mente gobernara a un cuerpo dolido que ya no quería obedecer. Es admirable la determinación que muestra Rafa -diez Grand Slam en sus vitrinas- para superar el reto que le ha servido el serbio. Estuvo muy cerca y eso debe darle gasolina para lo que está por venir, que es muchísimo. En Wimbledon y en el US Open no compitió como él creía que puede hacerlo, y en Melbourne sí lo ha hecho. Ha dado un pasito adelante más grande de lo que parece. Y en seis horas que ya son historia nos anunció un curso que será apasionante.