Un Mundial lleno de contrastes

Un Mundial lleno de contrastes

Un Mundial de Fórmula 1 con seis campeones, desde la leyenda de Michael Schumacher a la frescura de Sebastian Vettel. Ahí es nada. Un privilegio que nos permite pronosticar una temporada intensa, cargada de emociones en la lucha por las victorias, por el título. Y posiblemente así sea, siempre que la superioridad mecánica no conceda una ventaja intratable a uno de los grandes equipos. Sin embargo, ese interés entre los favoritos contrasta claramente con lo que se cuece en la cola del pelotón. Pasamos de la excelencia a la mediocridad, por obra y gracia de las consecuencias de un crisis financiera que no respeta ni siquiera al deporte.

Pilotos de pago, avalados tan sólo por sus recursos económicos antes que por su talento o su capacitación. Algunos corren por intereses de la marca de turno en determinado país o por la necesidad de contar con representación local en un gran premio. Se trata de nombres que cierran puertas a los jóvenes y abren desilusiones a jóvenes sobradamente preparados... aunque sin apoyos financieros. Y no es que con esto quiera hacer una crítica, porque es lo que hay. Para que los equipos puedan competir, primero necesitan sobrevivir. Y eso no es fácil en los tiempos que corren. Así que éste es un Mundial lleno de contrastes... aunque al menos existe.