Sandoval y la sangría de Vallecas

Sandoval y la sangría de Vallecas

El Rayo, aunque no quiera decirlo Sandoval, está más cerca de la Champions que del descenso. Su animosa afición se ha pasado muchos años esperando rescatar aquella leyenda del Matagigantes que nos enamoró a todos, incluidos los madridistas, en aquella inolvidable temporada (1977-78) en la que los grandes mordieron el polvo en Vallecas (la racha la cortó el Salamanca, que empató 3-3 un partido que tenía perdido: 3-1). Era un Rayo de matinal de domingo, bocata resacoso bajo el sol y buen tinto...

En el once formaban Alcázar; Anero, Uceda, Tanco, Nieto; Fermín, Landáburu, Guzmán; Alvarito, Rial y Palín González. Potele y Felines contaron poco y se despedían tras ser las banderas del club. Ahora, Sandoval está recuperando ese orgullo rayista extraviado entre fracasos deportivos e intervenciones judiciales. Es un tipo capaz de hacer creer a un ejército de hormigas que un elefante es vulnerable. Él sabe que para su Rayo jugón y talentoso (y más tras la llegada de Diego Costa), el Madrid no es una misión imposible. Y eso que en Vallecas está su talón de Aquiles. De 33 puntos disputados, ha dejado escapar 20 (seis derrotas y un empate). Pero Sandoval lleva muchos días preparando la utopía. Yo no me fío. Pedazo de entrenador, pedazo de equipo. En fin, el Rayito.