La disputa, la dignidad y la belleza

La disputa, la dignidad y la belleza

El fútbol es respeto a la disputa, y por tanto dignidad, lucha y belleza. Anoche hubo de todo ello en La Romareda. La disputa y la dignidad, junto con el respeto, fueron marcas de los dos equipos, y la belleza estuvo en las jugadas que protagonizó Messi, o por lo menos en aquellas que él propició. El Zaragoza es ahora un equipo con la dignidad recobrada; tiene arriba un genio tranquilo, Lafita, que juega con un poderío inteligente, y otro genio inquieto, Aranda, cuyas andanzas no fueron más efectivas porque Víctor Valdés también juega, como juega Mascherano. La Liga ha entrado en la fase copa que tienen estas competiciones largas: ahora ya queda menos pescado que vender, y los equipos ya tienen que entregar el resumen. El balance del Barça tiene a Messi en primer plano; pero Mascherano tiene mucho que ver con esa regularidad que ahora exige el campeonato y que hace conservar la esperanza azulgrana en elevarse a la altura del Madrid.

El Zaragoza tiene a Roberto y a aquellos dos jugadores que le plantan cara a la desgracia con una dignidad que hace que los aragoneses merezcan otra suerte que la que han tenido hasta ahora. Un equipo como éste, capaz de contener al Barça y de ponerlo contra las cuerdas, tiene el corazón en Primera. Ahí debe seguir por dignidad y por respeto al fútbol.