Ayer el Liverpool se enfrentó al Sporting y el Madrid, al Everton. Ambas competiciones sufren de equipos que no quieren el balón pero cuentan con otros que por historia necesitan llevar la iniciativa. Al menos, el Sporting salió como inferior pero supo atacar (el Everton, menos): con pocos pero siempre por la izquierda. Sus propuestas obligaron a ser grandes a sus rivales. El Liverpool se sacó de encima la presión y se vistió de equipo histórico en la segunda mitad, y el Madrid hizo lo mismo tras el descanso. Y se le echará la culpa a Sahin y se entronizará a Di María. Pero aunque el turco intentó darle continuidad al juego, es muy difícil hacerlo cuando no hay bandas, cuando existe un embudo por el centro.

El mediocentro tiró una falta al larguero, pero sufrió porque el equipo quería el balón al pie, excesivamente confiado. Di María enchufó a todos y les hizo buenos. Creo que hasta Sahin lo hubiera parecido si se ocuparan los espacios con más sentido.