Más de 2.500 aficionados del Atlético estarán hoy en Mestalla apoyando a los suyos. Es el mayor desplazamiento de aficionados rojiblancos desde hace dos años en la final de Copa del Rey ante el Sevilla. Es la gran fuerza de un club que confía en jugar la final de la Europa League en Bucarest. No hay crisis que pueda con esta afición. Y muestra hasta qué punto Simeone y los suyos han vuelto a enganchar a la hinchada del Atlético. El fútbol es esto: en diciembre todo parecía perdido en la entidad del Manzanares, con una fractura total entre la grada y el equipo, un grupo que hizo el ridículo siendo eliminado en Copa del Rey por el Albacete. Cuatro meses después, el gran reto está servido: volver a situarse en lo alto del fútbol europeo dos años después.

En el Calderón se vivió un gran ambiente en las gradas y en Mestalla debe suceder lo mismo. Esta eliminatoria es casi una final anticipada y mal haría el Atlético en fiarse. Disputar una finalísima europea no es algo que pase todos los días y lo saben bien los componentes del plantel rojiblanco. La aventura continental empezó en julio ante un desconocido Stromsgodset y la marcha rojiblanca ha sido memorable. Y el colofón sólo merece una fecha y un lugar: el 9 de mayo en Bucarest. Y para ello seguro que el Atlético mostrará su mejor cara ante un rival de categoría como el Valencia. Lo ha hecho ya en otros campos exigentes de Europa. El Atlético necesita volver a sentirse importante ante los ojos de todo el continente. El futuro de la entidad también depende de ello.

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