Puedo entender la frustración de los numerosos seguidores del Athletic que hubiesen querido ver la final de Copa ante el Barça en el Bernabéu. Pero la demonización que se ha hecho del Madrid y de su presidente desde que el club blanco comunicó a la Federación que no cedía su estadio, me parece demagoga y exagerada. Para empezar, si alguien duda que habrá obras en el Bernabéu que se pase por el estadio Alfredo Di Stéfano de Valdebebas, donde está todo patas arriba para ampliar su capacidad de 5.000 a 12.000 espectadores. Allí jugará el Castilla su playoff de ascenso dentro de tres semanas. Hay más. La afición del Madrid coreó enérgicamente en varios partidos esta proclama: "¡La final de Copa, no se juega aquí!". El Madrid es de sus socios. Y si los socios piden eso, Florentino debe priorizar el deseo de su gente antes que el de cualquier otra afición.

Hay más. De las últimas 23 finales de Copa, sólo siete se disputaron en el Bernabéu. Nadie se había quejado en las 16 restantes por el hecho de que no se jugasen en Chamartín. Ni en la final Athletic-Barça de 2009, celebrada en Mestalla. Además, ¿por qué el Athletic no se quejó nada cuando el Barça se empeñó en jugar el partido del Camp Nou con sólo 48 horas de margen para los de Bielsa, que venían de darse una paliza ante el Schalke de Raúl? Si eso lo llega a decidir el Madrid, Urrutia habría puesto el grito en el cielo. Es fácil darle caña al Madrid. Deberían entender que aquí también tenemos sentimientos...