El Madrid de las mil y una noches

El Madrid de las mil y una noches

Fue un cuento de hadas con 13.109 testigos que tunearon de blanco el Palacio de Goya. Los jugadores se quedaron hechizados por el impacto escénico y asistimos a un baloncesto trepidante, volcánico, con sobredosis de adrenalina, ansiedad y emoción. Un partido sólo apto para jugadores de clase business, capacitados para tomar decisiones en un segundo que pueden dar la vuelta a una eliminatoria frenética, a una Liga ACB... Prigioni hizo de canchero mayor del reino con su veteranía, pero enfrente se encontró con un equipo de espartanos en estado de gracia. Primero fue Velickovic, al que ahora mismo le das un garbanzo y te lo emboca en la cabeza de un alfiler. Le entra todo al serbio, recuperado para la causa por ese Laso que ha dejado en evidencia las torpezas cometidas por el sobrevalorado Messina en estos dos últimos años.

El Caja Laboral se fue dos veces en el electrónico, pero entre los dos Sergios, la astucia de Mirotic (DNI de crío, baloncesto de veterano NBA) y los bemoles cordobeses de Felipón Reyes se dibujó una remontada que puso el Palacio patas arriba. El Madrid bailó al ritmo del Chacho-chá-chá, con Carroll incorporándose a la fiesta con tres triplazos que hubiese firmado el añorado Drazen Petrovic y un mate final en carrera del supersónico Llull que puso el precinto y el finiquito a una semifinal que quedará en la memoria. Algún día, todos los partidos de baloncesto serán como el de anoche en Goya. Ahora, que pase el Barça. El Madrid ya sueña con el DOBLETE.