No fue un traspaso sencillo

No fue un traspaso sencillo

No fue un fichaje sencillo, no. Hasta el Barça se metió por medio. Seguro que tuvo mucho que ver en la insistencia de Bernabéu la paliza que le dio Emilio Rey, que era en aquel entonces el director de La Voz de Galicia y que antes había sido compañero del propio don Santiago en el colegio El Escorial. Aún recuerdo la primera vez que vi a Bernabéu, tan señorial y especial. Fue en el Hotel Atlántico de A Coruña. Él venía de pescar el cachalote en Finisterre, y vestía de ese azul marinero tan oscuro y típico, y con la camisa bastante abierta. Recuerdo haberle visto una gran cicatriz...

Anécdotas tengo mil. Como en mi debut ante el Anderlecht. Pasé a jugar ante 100.000 espectadores. Tan aturdido y desconcertado estaba que en el descanso me costó encontrar el vestuario. Llevé el siete que ya es mítico. Pero llegué al Madrid siendo un ocho en el Depor y jugando en la mediapunta. Aunque con Félix Ruiz, Pancho, Gento... Me obligaron a llevar el siete y jugar por la derecha. Era habilidoso, rápido y me gustaba regatear. Tanto, que se me criticó por eso. Y termino con otra anécdota, la primera vez que jugué con el Madrid un amistoso en África. Vi que mi camiseta no tenía escudo, pregunté al aire y encontré la respuesta del gran Di Stéfano: "Primero hay que sudarla, muchacho". Y eso hice toda mi carrera.