Apelando a un corazón blanquiazul

Apelando a un corazón blanquiazul

Puestos a perder, que sea cualquier cosa menos a los tuyos. Por twitter ya circula un montaje con Isco agarrado a un Balón de Oro. Tan exagerado como esa red social, tan real como lo que siente la ciudad por él. Isco se ha convertido en un semidiós para el malaguismo. Su explosión es fascinante y la admiración que produce su juego es directamente proporcional al miedo a una posible venta. Isco, desde luego, no ha dado pistas de querer moverse. "¡Pero si hace cuatro días que he vuelto!". Pero hay una combinación de factores diabólica. El Málaga intenta parar a duras penas el bloqueo de cuentas del jeque, pero la asfixia económica es latente. Y a ese factor se ha unido el descomunal arranque de Isco, que ya está en el radar de los mejores clubes del mundo

Isco fue, junto a Óscar, la sensación de la primera jornada de la Champions. Abramovich pagó más 30 millones de euros por el brasileño, tierno aún pero brillante. Al Málaga no se le puede exigir lo inevitable. Si Isco rompe a crack volará, es la ley del fútbol. Pero sí debe hacer lo posible por que Isco sea el último tesoro en ser entregado. Vicente Casado desliza desde hace tiempo que hay conversaciones en marcha para su renovación. Lo que no cuenta, tampoco puede, es lo que suele pasar cuando se amplía un contrato en estas circunstancias: es el primer paso de la venta. Habrá que confiar en ese corazón bien blanquiazul de Isco y habrá que recordar que a esta joya la trajo Antonio Fernández. Si alguna vez hizo algo mal, que eso está por ver, Isco lo compensa todo.